Del Moral, PRD y la pérdida de memoria

Por Mario A. Medina 

“Salieron marranos y trompudos“, acusó Jesús Zambrano, dirigente nacional del PRD en la capital del Estado de México desde donde opera el temible grupo Atlacomulco. 

Amigo lector ha leído usted correctamente. Eso dijo Chucho Zambrano. Y todavía más: “Nos quieren quitar el triunfo con maniobras burdas, quitando los votos a favor del PRD tachando boletas en otros logotipos y tratando de desecharlos o hacerlos nulos”. Aquella afirmación la hizo una semana después de las elecciones federales del 2012. 

Zambrano reclamaba fraude electoral en la misma “guarida de los mapaches electorales”, donde habita el grupo Atlacomulco, pero no sólo denunciaba el fraude contra el candidato perredista en Nezahualcóyotl, Juan Zepeda quien en un mitin frente a Palacio de Gobierno en Toluca, desde donde sigue  operando la vieja y la nueva guardia atlacomulquense. 

Antes el PRD había denunciado la compra de votos a través de las famosas tarjetas Monex, pero no sólo era ésta; el PRI había repartido millones de otros monederos electrónicos: Banamex-Soriana, HSBC. En su informe final en 2015, la Comisión de Investigación Monex que se formó en la Cámara de Diputados en la LXII Legislatura para investigar el fraude electoral del 2012, enumeró que el PRI utilizó al menos 25 diferentes tipos de tarjetas. Su distribución operó desde el Estado de México.  

Según estimó la Comisión Monex que encabezó el diputado perredista Roberto López Suárez, se repartieron 4 mil 599 millones 947 mil 834 pesos. Por supuesto el PRI boicoteó las reuniones de la comisión, así como el fallo final para que no tuviera ninguna vinculación jurídica. 

Las encuestas serias posicionaban adelante al candidato del PRD Andrés Manuel López Obrador;  la única forma de poder derrotarlo era mediante muchos millones de pesos, los cuales se podrían obtener de sus amigos empresarios. El operador encargado para favorecer al candidato Peña era su amigo Luis Videgaray Caso quien tenía en su equipo una joven “brillante”, a quien había palomeado para ser candidata a diputada federal en un distrito de Cuautitlán Izcalli. 

Ella formaba parte de los equipos encargados de repartir los monederos eléctricos que, suponían, no dejarían huella por la compra de las voluntades de los ciudadanos, su nombre: Alejandra del Moral quien gracias a Videgaray fue Secretaria de las comisiones de Hacienda y Crédito Público y de la Comisión Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados en la LXII legislatura federal. Del Moral era una posición de Videgaray, un personaje con enorme poder político ligado a empresarios y a Pedro Aspe quien fue secretario de Hacienda de Carlos Salinas de Gortari. 

Alejandra fue una de las legisladoras que aquel 12 de diciembre de 2013 subió a la tribuna a defender la reforma energética de Peña Nieto que había sido concebida por el equipo de Luis Videgaray desde la SHCP. En aquel momento la hoy candidata chocó con los diputados del PRD quienes unánimemente votaron en contra de la reforma.  

Los perredistas de Nueva Izquierda (los chuchos) acapararon el uso de la tribuna. Aparentemente se mostraron unos “duros” opositores de la reforma. El vicecoordinador Miguel Alonso Raya definió que la alianza del PRI-PAN que aprobó la reforma, estaba “tan lejos de Cárdenas y Calles pero tan cerca de Cordero y de Madero”.

En febrero de 2015 nuevamente gracias a su padrino Videgaray, Alejandra del Moral fue nombrada por el presidente Enrique Peña Nieto como directora general del entonces BANSEFI, hoy Banco del Bienestar. La joven promesa fue escalando posiciones políticas al interior del grupo de Peña Nieto. Los priístas mexiquenses se sentían orgullosos de su desempeño. Era “sangre de su sangre” política. Recuerdo que un diputado priista me llegó a comentar que Del Moral, como diputada, era  una de las que llevaba las instrucciones “del jefe” Videgaray al grupo parlamentario del PRI. 

Quienes aún recordamos sus intervenciones en tribuna cameral, no podíamos imaginarla como una nacionalista como hoy se dice ser. Durante su intervención durante la madrugada del día de la virgen de Guadalupe (2013), cuando PRI y PAN aprobaron la reforma energética de Peña, ella lamentó que los diputados del PRD magnificaran como “monstruosas y depredadoras” a las empresas trasnacionales energéticas porque, aseguró, que  no lo eran, porque el Estado estaba para defender a México. Fue el día que el PRIAN le abrió la puerta a capitales privados en la explotación de hidrocarburos.

Cuando en su calidad de secretario de hacienda, Luis Videgaray  asistió a comparecer a la Cámara de Diputados, Alejandra del Moral subió a defender el paquete económico 2014. Aseguró que la propuesta significaba “el fin de la historia de devolver miles de millones de pesos a los grandes consorcios que se toleró en el pasado”.  A su lado Videgaray la escuchaba: “… el paquete es justo y progresivo, pagarán más quienes más tienen y los privilegios de los regímenes especiales serán cosa del pasado…” prometió. Sí, sólo fue promesa.

Remató: “Este paquete es netamente social, tan social y tan comprometido con los que menos tienen que ha despertado los celos de la izquierda más radical”, a la que descalificó por no sumarse a la iniciativa de Peña Nieto de “Mover a México”, aunque había “una corriente de izquierda que ya había negociado, que ya se había vendido: “Los chuchos”.

Hoy, como candidata de la alianza “Va por México” de la que es parte de lo que queda del PRD, Alejandra del Moral, enfundada en un chaleco amarillo del partido del sol azteca, presume que su corazón es de izquierda y que gobernará con las propuestas del proyecto político del partido que tiene como antecedente histórico en sus venas, al Partido Comunista Mexicano (PCM), al Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT) y a muchas otras corrientes de izquierda, hoy decepcionadas del perredismo de derecha .

Hace unos días, al cumplir el PRD 34 años, Del Moral llamó a los perredistas: “Seamos una izquierda incluyente”, y los conminó a “reconquistar” el oriente del territorio mexiquense, “como lo hizo en 1996, ganando Neza, Ecatepec, Chalco y Valle de Chalco”, porque el oriente, dijo, “debe de ser de la izquierda de a de veras”.

Quienes estaban allí con ella celebrando, Jesús Zambrano, el pleno del Comité Ejecutivo Nacional, diputados federales, locales, presidentes municipales, ex gobernadores y Silvano Aureoles, perdieron, de su memoria, que su candidata, ahora, Alejandra del Moral, “la mujer que nos une”, según Zambrano,  fue parte de esa “mafia de mapaches electorales, marranos y trompudos” como acusó él en 2012. ​ 

Alejandra del Moral, la candidata de “izquierda”, nunca supo de Heberto Castillo, Valentín Campa, Demetrio Vallejo, Hernán Laborde, José Revueltas, Arnoldo Martínez, Rosario Ibarra o al general Lázaro Cárdenas por mencionar unos cuantos. Sus padrinos son Arturo Montiel, Eruviel Ávila,  Enrique Peña, Luis Videgaray, Carlos Salinas. Ella es sólo su candidata enfundada en un chaleco amarillo con el logo bordado del PRD. No más. 

Que no le cuenten…

En 2009 el PRD perdió todo lo que había ganado con Andrés Manuel López Obrador en 2006. En 2009 perdieron Ecatepec, Neza, Texcoco, Chalco y Valle de Chalco. Todo el oriente. Al interior del este partido había la convicción que el PRI no solo comparaba votos de ciudadanos sino que corrompió a dirigentes, dividió a la izquierda vinculada a Héctor Bautista, dirigente de ADN, y a Los Chuchos. A unos y a otros los domesticó. En 2012 les devuelven Neza como un acto de concesión, cooptación y agradecimiento por su compromiso de que cuando Peña Nieto asumiera la presidencia de la República, firmarían el Pacto por México. Así lo hicieron.