Muere el Papa emérito Benedicto XVI

El Papa emérito Benedicto XVI falleció este sábado, a la edad de 95 años, informó oficialmente El Vaticano.

“Con pesar doy a conocer que el Papa emérito Benedicto XVI ha fallecido hoy a las 9:34 horas, en el monasterio Mater Ecclesiae, del Vaticano”, indicó en un comunicado el director del servicio de prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni.

Poco antes de las 11 horas locales, las campanas de la basílica de Pan Pedro repicaron y cientos de personas se acercaron a la plaza para recordar a Joseph Ratzinger.

Por primera vez en la milenaria historia de la Iglesia Católica el papa reinante, el argentino Jorge Mario Bergoglio, presidirá el próximo jueves el funeral de otro papa, esta vez sin funciones.

“Según el deseo del Papa emérito, el funeral se realizará en la mayor sencillez”, precisó el vocero papal.

El cuerpo del pontífice emérito será expuesto a partir del lunes en la basílica de San Pedro, para ser venerado por los creyentes. Antes de su inhumación será colocado en un ataúd recubierto por otros dos: el exterior, de madera de olmo; el del medio, de plomo; y el interior, de madera de ciprés.

El miércoles, durante la audiencia general, el Papa Francisco pidió orar por la salud de su predecesor, quien estaba “muy enfermo” y a quien fue a visitar en su habitación.

Ratzinger, primer Papa alemán de la era moderna, sustituyó en 2005 al carismático Juan Pablo II, de quien había sido su mano derecha durante un cuarto de siglo como jefe de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el antiguo Santo Oficio de la Inquisición.

Su pontificado de ocho años estuvo marcado por los escándalos e intrigas en el seno de la Iglesia. Tras renunciar, prometió mantener un retiro absoluto, sin hacer sombra a su sucesor Bergoglio, el Papa Francisco, aunque se vio involucrado en las campañas de los sectores ultraconservadores que ven con malos ojos las aperturas del pontífice argentino en el campo social.

A principios del 2022 se vio afectado por acusaciones de haber encubierto cuatro casos de pederastia cuando era arzobispo de Múnich, entre 1977 y 1981.

Ante la presión de un informe alemán que lo acusaba de negligencia en el manejo de esos casos de pederastia, rompió su silencio para pedir “perdón” y expresar su “profunda” vergüenza.

“Pronto me enfrentaré al juez definitivo de mi vida. Aunque mirando hacia atrás en mi larga vida puedo tener muchos motivos de temor y miedo, tengo un estado de ánimo alegre porque confío firmemente en que el Señor no solo es el juez justo, sino también el amigo y hermano que ya ha sufrido mis carencias y es, por tanto, como juez, al mismo tiempo mi abogado”, afirmó.