Huracán “Otis” golpea con toda su furia a Acapulco

Árboles caídos, fachadas de hoteles y comercios destruidas, amplias zonas inundadas y toneladas de escombros se observan en la zona turística de Acapulco horas después del paso destructor del huracán “Otis” sobre la llamada “Perla del Pacífico”.

En una de las entradas a la ciudad, en plena autopista cortada por los deslaves, familias enteras y mujeres cargando niños se quitaban los zapatos para meterse en el lodazal que atravesaban con el barro por encima de la rodilla y miedo en sus rostros. Equipos de emergencias ayudaban en la lenta evacuación.

“Estamos caminando desde las tres de la mañana porque era más peligroso quedarse allí” que pasar por los deslaves, explicó Flor Campos, una trabajadora doméstica originaria de San Luis Acatlán, un pueblo al este de Acapulco, tras horas de caminar “sin agua ni nada”. “Hay niños de 2 y 3 años allá atrás que no tienen agua, no tienen nada”, dijo.

Sin la maquinaria pesada necesaria para retirar los escombros, los trabajadores de la autopista miraban impotentes, advirtiendo a la gente que toda la calzada podía ceder en cualquier momento porque el suelo bajo la autopista estaba totalmente mojado.

Parte de las fachadas de hoteles y edificios destruidos, árboles y postes de luz caídos y vías inundadas fueron algunas de las primeras imágenes que difundieron medios locales y usuarios de las redes sociales.

A media mañana Otis se había debilitado a huracán categoría uno y estaba a unas 160 kilómetros al nor-noroeste de Acapulco, con vientos máximos sostenidos de 130 kilómetros por hora (80 millas por hora) que iban disminuyendo y se movía a 17 kilómetros por hora.

Se esperaba que el centro de la tormenta siguiera desplazándose hacia el interior del sur de México y se disipara el miércoles por la noche.