Pandemia, gran aprendizaje cultural para los habitantes de la Ciudad de México

La pandemia de Covid-19 tuvo efectos en nuestra vida cultural, y dejó un gran aprendizaje a todas y todos los mexicanos, no el de “sálvese quien pueda”, de forma voluntaria nos guardamos en nuestro domicilio, aprendimos nuevas prácticas culturales como son la sana distancia, usar y cuidar el cubrebocas, el lavado de manos frecuente y atender nuevas necesidades de salud. 

Así lo señaló Argel Gómez Concheiro, Director General de Grandes Festivales Comunitarios de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, quien mencionó que a ello se sumó la vacunación como una tarea colectiva, cuyo éxito dependía de que todas y todos fuéramos a vacunarnos, ahora somos una de las ciudades más vacunadas del mundo y de manera voluntaria.

Durante su participación en el Octavo Conversatorio Virtual “El Papel de la Cultura en la Construcción de Ciudadanía” organizado por la Dirección Ejecutiva de Educación Cívica y Construcción de Ciudadanía del IECM, expresó que la gente tiene conciencia de esto y finalmente “hicimos un gran ejercicio colectivo de nuestro futuro, que depende de nosotros”. 

Entonces, dijo, qué mejor expresión cultural de los nuevos tiempos que esta actitud que tuvo la gran mayoría de la sociedad en un momento de crisis sanitaria mundial.

Por otra parte, indicó que la Ciudad de México se caracteriza por tener una sociedad muy activa, consciente y con gran diversidad de expresiones culturales. “Somos una metrópoli hecha a lo largo de los siglos, con una larga historia, con muchas migraciones, es un crisol en muchos sentidos de la diversidad cultural del país”, añadió. 

Se tiene, abundó, una historia de por lo menos de 50 años en los que la participación ciudadana fue pionera de las luchas democráticas por tener un país y una ciudad más justa, esas expresiones de carácter social y político siempre han estado acompañadas de importantes transformaciones culturales.

Hizo notar que la cultura también está en permanente transformación y en la forma en las que nos relacionamos y vivimos en esta gran ciudad. “Empezó a surgir una característica esencial de la cultura en la capital del país y es el de la tolerancia a la diversidad que existen en ella”, subrayó.

En esta ciudad, sostuvo, se han dado luchas importantes por abrir espacios de libertad y de tolerancia. “Un ejemplo de ello es el movimiento LGBTTTI que es muy representativo de esto, pero también las expresiones juveniles y de la existencia de los pueblos originarios durante mucho tiempo ocultos o invisibilizados.

Comentó que estos últimos se han hecho presentes en distintos momentos a un punto en el que día de hoy son una constante. “Los pueblos originarios, de raíz indígena, no es su pasado el que vive, sino su presente, el que interactúa con una ciudad muy cosmopolita que ha abierto las puertas a migraciones,no solo nacionales sino también de otros países, como la de los refugiados españoles o la comunidad libanesa.

Todos ellos, subrayó, han hecho una ciudad muy diversa, con una profunda raíz indígena que, como hilo, teje esta diversidad y fuerza ciudadana para promover una convivencia de tolerancia y vinculada a las libertades.

Afirmó que tanto en la Ciudad como en el país hay un ánimo transformador muy profundo, porque existe un mandato electoral de 2018 que justo apunta a ese cambio, dónde la ciudadanía busca encontrar nuevas formas para transformar su realidad social y “ahí la cultura juega un papel fundamental ya que en todo momento, está en el centro de los debates y a veces se coloca por encima de cierta política o acontecimiento en particular.”

Manifestó que la cultura es un derecho y no se le debe ver como un privilegio o una tarea de las élites ni tampoco de las artes ni de las bellas artes; representauna concepción muy amplia, la cual debe ejercerse plenamente y eso implica una obligación muy intensa de parte del gobierno pero, sobre todo, un ejercicio pleno de la ciudadanía.

Estableció que los derechos se ejercen no se conceden, no se decretan. “Las políticas públicas los amplían y los garantizan en la medida de sus posibilidades, pero el centro vuelve a estar en la acción de la sociedad misma, que asumen como un derecho más que debe disfrutar plenamente y ejercer plenamente en su vida cotidiana.”