A la carta

Por Mario A. Medina

“Intelectuales, científicos y e integrantes de la sociedad civil en general piden al presidente Andrés Manuel López Obrador la cancelación temporal de los megaproyectos de Dos Bocas, el Tren Maya, el aeropuerto de Santa Lucía y el proyecto de Chapultepec, con el objetivo de que ese dinero sea invertido en vacunas, pues ´la prioridad que debe movernos hoy es salvar muchas más vidas´” publicó el diario El Universal el pasado lunes ocho.

“A través de una carta firmada por 435 integrantes de las comunidades cultural y científica, así como profesionistas independientes, senadores y diputados de diferentes partidos políticos, y miembros de la sociedad civil organizada solicitan la cancelación temporal de los megaproyectos” destacaba el diario. 

Interesante a todas luces el contenido de la carta porque si bien, considero, hay peticiones que no sólo son de estos grupos, sino de la sociedad en general, hay en su redacción aspectos que es importante revisar, que leer entre líneas y planteamientos escondidos que en el fondo pretenden otra cosa muy lejana a lo que supuestamente se dice allí. 

De entrada, detrás de un protocolario deseo de que “usted se encuentre en plena recuperación” asumen ser representantes de toda la sociedad, por lo que le piden al Presidente Andrés Manuel López Obrador los escuche sobre temas, en particular al relacionado con la pandemia de Covid-19, “así como sus graves consecuencias en la economía y la sociedad nacionales” y le explican que su preocupación que los mueve hoy, “es salvar muchas más vidas de las que se logran preservar”. 

Y pa´ pronto se van a su objetivo principal: “la CANCELACIÓN temporal de los megaproyectos de Dos Bocas, el Tren Maya, el aeropuerto de Santa Lucía y el proyecto de Chapultepec”, ni más ni menos. Los proyectos insignia del gobierno de la 4T. Es claro que de antemano sabían la respuesta del Presidente: “No”, lo que les permitiría descalificarlo frente a la sociedad: “Ya ven prefiere sus obras que salvar vidas”; “es falso su dicho de Por el Bien de todos, primero los pobres”.

Cuando siendo ya presidente, López Obrador dijo que se cancelaban las obras del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México que iban, considerablemente, menos avanzadas de lo que va la actual obra del aeropuerto de Santa Lucía. Muchos de los abajo firmantes se escandalizaron por la decisión porque, argumentaban, se iban a perder miles de millones de pesos, incluso la calificadora de riesgo Moody’s rebajó la nota a los bonos del aeropuerto de Texcoco. Hoy su petición de cancelar temporalmente las obras, también llevaría a perder miles de millones de pesos. 

Dicen que esos recursos de la cancelación de las obras que piden, servirían para la compra de “suficientes vacunas”. El Presidente y el Secretario de Hacienda Arturo Herrera han señalado que hay recursos suficientes para ese propósito, pero el planteamiento de los 435 firmantes es crear una idea de que no hay esos dineros, pero además como si hubiera una sobre oferta del biológico, sin problema alguno para su adquisición. Tramposos.

Desde luego que el gobierno del Presidente debe etiquetar en los presupuestos de egresos el “apoyo amplio a la investigación científica y a la innovación, indispensables para producir vacunas en México” y, claro, prevenir otras pandemias. De igual manera es necesario que la vacunación no se utilice de manera política, pero no sólo de parte del gobierno sino también de partidos políticos y otros actores. 

Por lo que toca al cubrebocas creo que el Presidente y Hugo López Gatell se han equivocado. La mascarilla es un  elemento reconocido por expertos a nivel mundial como un elemento que puede ayudar a salvar vidas, aunque me es difícil creer que por decreto se vuelva obligatorio, que la población mexicana como es, acataría dicha orden y por lo que toca al “uso obligatorio” en las dependencias federales y estatales, en las federales, al menos, sin oficios de por medio, las y los empleados los usan a toda hora durante sus jornadas de trabajo.  

Igual coincido en la necesidad de un “plan de cuarentena y seguimiento de las personas que llegan a México” desde otros países para evitar que quienes pudieran llegar contagiados, no propaguen el bicho asesino. En los aeropuertos del país, lamentablemente ese tipo de filtros no existe. 

Desde luego el gobierno de México, como reconoció el propio López Gatell, se debe abrir a escuchar propuestas que coadyuven a enfrentar de mejor manera la pandemia con la participación de todos los sectores de la sociedad. 

Al revisar la lista de los 435 firmantes, no cabe duda que hay personajes de gran valía por sus aportaciones a la ciencia y a otras disciplinas a los que hay que acercarse y escucharlos, porque en el fondo lo que puedan plantear es importante sino también porque es real su preocupación por su país. 

Sin embargo, pareciera que la misiva tiene otro objetivo que va más allá de su presunta “preocupación de salvar vidas”, pues ésta también está firmada por opositores abiertos al gobierno, los de siempre, Aguilar Camín y su esposa,Ángeles Mastretta, Enrique  Krauze y algunos más afines a estos; también personajes como José Woldenberg, José Sarukhán, José Ramón Cossío Díaz o como el biólogo y científico, Antonio Lazcano Araujo, quien de plano le tiene un animadversión absoluta a López Obrador que simplemente no la esconde. Qué bueno que lo haga abiertamente.

Se desconoce de quién fue la idea de la carta. Podemos especular, desde luego y pensar acertadamente que viene del grupo de los que siempre, que ha hecho campañas sucias contra López Obrador y vieron en la carta una oportunidad para contraponerlo a la sociedad, y buscar exhibirlo; lanzaron el reto con el pretexto de la falta de dinero cuando realmente ese no es el problema. 

La petición a la carta de cancelar las obras de Dos Bocas, el Tren Maya, el aeropuerto de Santa Lucía y el proyecto de Chapultepec es tramposa porque, insisto, el problema es la falta de vacunas y la poca solidaridad de algunos países sedes del biológico, cuyos líderes afirman, “primeronosotros y ya después ustedes” y, desde luego, de quienes aprovechan la desgracia para vacunarse. con su carta, por su mala leche. 

Que no le cuenten…

Los abajo firmantes bien pueden responder a una pregunta: ¿Por qué en su momento no  escribieron una carta como ésta a Felipe Calderón o a Enrique Peña Nieto o a los antecesores de éstos cuando era más que conocido el desastre en que se encontraba el sistema de salud en el país?