Como los mariachis, callaron

Por Mario A. Medina

Cuando en las primeras planas del domingo 21 apareció entre las notas destacadas en varios diarios del país los resultados de la auditoría al presupuesto 2019 erogado por el gobierno federal que realizó la Auditoría Superior de la Federación (ASF), donde se destacaba que la cancelación del nuevo Aeropuerto de Texcoco costó tres veces más de lo que el Presidente Andrés Manuel López Obrador había asegurado costó,muchos de los analistas “distantes” al gobierno de la 4T, se relamieron los bigotes. 

No era para menos. El Presidente había presumido una y otra vez que el precio de la cancelación del aeropuerto de Peña Nieto tendría un costo de 100 mil millones de pesos. Sin embargo, la ASF había determinado que no había sido así y que a los mexicanos, al menos, nos costaría 331 mil 966 millones de pesos.

Desde luego que periodística y políticamente la “nota” se debería de aprovechar. No solamente era evidente que los opositores al gobierno iban hacer valer el pase de la ASF para meter un “golazo”. El informe era “carnita” pura para restregarle al Presidente que ellos tenían razón y que la cancelación del aeropuerto había sido un “gravísimo error de alto costo para los mexicanos”. 

Lunes y martes  aparecieron, desde luego, “análisis” periodísticos dándole con todo al Presidente. Ahora era cuando. Los despilfarros de la 4T. “…llama la atención los millones de pesos, producto de nuestros impuestos, que se han despilfarrado en obras faraónicas o en cancelarlas, como ha sido el caso del aeropuerto de Texcoco”, señaló Bibiana Belsasso en La Razón. 

En Juegos de poder de Excélsior, Leo Zuckermanndestacó: “Si usted quiere hacer un buen coraje, le aconsejo se siente, saque una botella de tequila y lea el documento ´Auditoria a la Suspensión y Cierre del Proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (Texcoco)´”. El conductor de “Es la hora de opinar”, en Televisa, lamentaba que 332 mil millones de pesos se hubieran ido a la basura. 

Julio Hernández López (Astillero) fue muy cuidadoso. Escribió: “Y mientras los informes de la ASF, que en lo general aún podrían ser irregularidades susceptibles de corregir, confrontan el discurso oficial de eficacia y de combate a la corrupción, con el tema del aeropuerto de Texcoco como el más candente”.

El lunes, muy temprano, López Obrador en la mañanera de ese día dijo sobre el informe de la ASF: “Exageran, y no sólo eso, están mal sus datos, yo tengo otros datos, la ASF está dando mal información a nuestros adversarios”. Para ese momento, en los celulares, tablets, computadoras se podía leer otras entregas periodísticas sobre el tema. 

En Milenio Diario Héctor Aguilar Camín concluía en su colaboración que tituló Los focos rojos de la Auditoría Superior: “La exploración de datos en el informe de la ASF apenas empieza. Conforme avance, irá arrojando un retrato puntual, insospechable de partidismo político, sobre las debilidades administrativas y los espacios abiertos por este gobierno al desorden, la ineficiencia en el gasto, las decisiones ruinosas y la simple, multimillonaria, corrupción”. 

Carlos Marín en El asalto a la razón de Milenio Diario, llamó a su entrega, Descalificar en lugar de aclarar: “Grave la revelación (entre muchas otras) de que el caprichoso cambio de lugar del nuevo aeropuerto internacional puede significar un colosal, pero discutible daño patrimonial a la nación, alarma la cerrazón de un despacho presidencial a la revisión de sus manejos”.

“No tiene precedentes la descalificación que hizo el presidente López Obrador a la ASF por realizar el trabajo que le fue encomendado: fiscalizarlos recursos públicos para prevenir prácticas irregulares y contribuir al buen gobierno”: Francisco Garfias en Arsenal de Excélsior.

Joaquín López Dóriga, En Privado, en Milenio Diario:Siempre tiene otros datos, los suyos: “Cuando por la tarde hablé en Radio Fórmula con el auditor David Colmenares, afirmó que la ASF no hace ninguna campaña. Se dijo dispuesto a corregir cualquier error, y respecto al sobre costo de la cancelación del NAIM señaló que no es el 232 por ciento del que se ha hablado: es una cifra mayor la estimada inicialmente y eso es lo que estamos revisando”.

La corrupción del gobierno: Raymundo Riva Palacio en Estrictamente Personal: “…es uno de los peores resultados que se recuerdan para un gobierno, y aun que la percepción de la mayoría aún no registre la realidad de los datos, esta administración se encamina, de no corregirse el rumbo, a ser la más corrupta y opaca que se recuerde”. 

Carlos Loret de Mola en Historias de Reportero: “López Obrador está obsesionado con pasar a la historia. Lo está logrando: el reporte de la Auditoría Superior sobre su  primer año de gobierno lo ubica como el presidente más caro de la historia. Sus decisiones le han salido carísimas al pueblo de México”.

El informe del auditor David Colmenares, les permitía escandalizar, les daba para, en los siguientes días, cuando menos, zarandear duramente al Presidente, lástima. Resulta que la noche del lunes poco antes de los noticieros “estelares” de la TV, la ASF mandó un comunicado reculando: “Existen inconsistencias en la cuantificación realizada en el marco de la auditoria… se ha detectado ya que dicho monto es menor a lo estimado inicialmente por una deficiencia metodológica”. Todavía más, reconocía que cuando acusó a la Secretaría de la Función Pública de no permitir el acceso al equipo auditor a sus instalaciones y archivos, resultó que no era cierto, que la SFP sí colaboró con la ASF: “trabajaron bien con nosotros, nos entregaron toda la información pertinente”, se aclaró.

Quedaron en ridículo. Duro golpe fue el que les asentó la ASF a estos columnistas y otro más quienes no perdieron la oportunidad de redactar en sus análisis “profundos”, “concienzudos”, su presunta “preocupación” por el rumbo de este país y por la “enorme corrupción que vivimos”, según concluyeron. 

El presidente debe entender, también, la diferencia entre el una nota informativa y un artículo de opinión. Cuando reclama por qué los medios dieron a conocerlos resultados de la auditoría al presupuesto 2019, lo que hicieron simplemente fue informar. Estaban obligados a ello. Cierto, le dieron un mayor énfasis. El reclamo de AMLO, en última instancia, no debería ser por haber comunicado un boletín de prensa, sino debió ser hacia los articulistas que se regocijaron con el resultado falso, tramposo de la auditoría de la ASF.

Por cierto, Salvo Loret de Mola, en su columna del miércoles 24, fue el único que advirtió: “David Colmenares es un incompetente o es cómplice. No hay más. Una u otra. Cualquiera de las dos la lleva al mismo desenlace: debe renunciar. O debe ser destituido”. Los demás, como los mariachis, callaron.

Que no le cuenten…

Nadie debe olvidar, David Colmenares llegó como auditor superior gracias al apoyo del PRI, PAN pero también de Morena. Hay quienes creen que López Obrador lo dobló cuando le pidió revisar el resultado de la auditoria. ¿Será o reculó porque efectivamente hubo “inconsistencias” a propósito en la contabilización de la cuenta pública a partir de una decisión política de los “padrinos” de Colmenares?: Luis Videgaray, Virgilio Andrade,  extitular de la SFP quien exoneró a Peña Nieto por lo de la casa blanca; es hermano de Víctor Andrade, funcionario de la ASF.