Piden diputados que ejemplares de fauna silvestre no sean considerados mascotas

El diputado Arturo Escobar y Vega (PVEM) impulsa modificaciones a diversas disposiciones de la Ley General de Vida Silvestre, para eliminar la posibilidad de que ejemplares de fauna silvestre como loros, guacamayas, pericos, jaguares, ocelotes, tarántulas, reptiles, anfibios, tigres, leones o monos, puedan ser considerados mascotas o animales de compañía.

El objetivo, señala la iniciativa signada por integrantes de ese grupo parlamentario y de Morena, es poner un alto a la desaparición de millones de especies que son sustraídas de su medio natural para ser reproducidas y vendidas, sin observar que ello representa la vía acelerada para su extinción.

Por lo anterior, propone eliminar la autorización emitida por la entidad ambiental federal, así como todas las disposiciones reglamentarias que de ello derivan, con la finalidad de no permitir nunca más la tenencia de un ejemplar de fauna silvestre para esparcimiento y gusto de las personas.

La iniciativa plantea reformar los artículos 10 y 52 de la citada Ley para retirar la disposición que señala que corresponde a las entidades federativas la creación y administración del padrón de mascotas y especies silvestres.

Asimismo, derogar el Noveno Transitorio que en la actualidad especifica que en tanto se establezcan los registros locales para la tenencia de mascotas de especies silvestres, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales llevará un registro nacional para la regularización voluntaria de su legal detentación, para lo cual se dará un plazo de dos años

El documento, enviado a la Comisión de Medio Ambiente, Sustentabilidad, Cambio Climático y Recursos Naturales, señala que ha crecido el interés por tener animales silvestres como mascotas y que la mayor parte de las especies que se venden, aun en tiendas reconocidas, proviene del comercio ilegal, porque son extraídos de su ambiente y se venden sin permiso.

Destaca que el costo que implica es bastante alto, no sólo en lo económico, pues al comprar un animal silvestre su extracción por sí misma atenta contra la biodiversidad y sus consecuencias ocasionan daños irreversibles.

Indica que con la propuesta se lograría una efectiva protección de la fauna silvestre, abonando a la conservación de sus poblaciones y al equilibrio ecológico del planeta.

Entre las especies más traficadas, menciona, están loros, guacamayas, pericos, jaguares, ocelotes, tarántulas, reptiles, anfibios, tigres y leones, estos últimos no son originarios de México. Se estima que por cada loro, perico o guacamaya extraído de su ambiente, mueren entre cinco y diez ejemplares, y por cada mono vendido, tres mueren durante su captura, acopio o distribución.