Academia y sociedad civil crean consorcio para medir pobreza ante Cierre de Coneval
Con la consigna de que “los datos representan historias”, seis organizaciones académicas y de la sociedad civil anunciaron la creación del Consorcio por la Medición y la Evidencia, un esfuerzo colectivo para dar seguimiento independiente a la medición de la pobreza y a la evaluación de la política social en México.
El Consorcio está integrado por el Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad (EQUIDE) de la Universidad Iberoamericana, México Evalúa, México, ¿cómo vamos?; el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) y Acción Ciudadana Frente a la Pobreza.
Desde el Cex – IBERO, donde se realizó la presentación pública, la Dra. Graciela Teruel, Directora de la División de Estudios Sociales (DES) de la IBERO, subrayó: “La desaparición del Coneval representa una enorme pérdida técnica e institucional. Su capacidad técnica, su independencia y su papel como contrapeso fueron fundamentales para que las decisiones de política pública se tomaran con base en datos rigurosos y no en cálculos políticos”.
Confianza crítica hacia el INEGI
El Consorcio reiteró su respaldo al INEGI, ahora encargado de asumir formalmente las funciones del extinto Coneval, pero advirtió sobre los nuevos desafíos.
“Hoy, parte de esas funciones se trasladan al INEGI, una institución con gran reputación en la producción de información estadística. Confiamos en su profesionalismo, pero también reconocemos que ahora tiene una doble responsabilidad: generar los datos y reflexionar sobre sus implicaciones”, afirmó Teruel.
Mariana Campos, de México Evalúa, remarcó la necesidad de construir espacios de participación “formales, periódicos y recurrentes” con el INEGI y otras autoridades. “Este no es un diálogo informal ni una mesa redonda. Es un espacio técnico para la deliberación pública”.
Análisis propio y comparabilidad de datos
El Consorcio anunció que analizará de forma independiente la próxima Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), que será presentada por el INEGI a finales de julio, así como la nueva medición de la pobreza.
“Vamos a esperar a que el INEGI dé a conocer la encuesta y la medición para hacer nuestro análisis. Entre una y dos semanas después presentaremos un primer informe conjunto”, explicó Rogelio Gómez Hermosillo, de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza. “No le estamos dando vueltas: vamos a revisar todos los cálculos, todos los análisis, y vamos a presentar el nuestro… salga como salga”.
Medir no es apretar un botón
Representantes del IMCO y del CEEY coincidieron en que el trabajo no solo se centrará en verificar cifras, sino en ofrecer una mirada integral y contextualizada.
“Medir la pobreza es un desafío complejo. Va más allá de dar a conocer una cifra: implica capturar múltiples dimensiones del bienestar y del acceso efectivo a derechos como salud, educación, vivienda y seguridad social”, sostuvo Fernanda Avendaño, del IMCO. “Los datos representan historias, trayectorias de vida truncadas por la falta de oportunidades”.
Desde el CEEY, Roberto Vélez recordó que el enfoque del Consorcio también considerará la movilidad social intergeneracional. “Tenemos suficiente recorrido y capacidad analítica para aportar al desarrollo de México. No partimos de cero”.
Apertura y vigilancia colaborativa
Ante cuestionamientos sobre una posible politización de los datos, Sofía Ramírez, de México, ¿cómo vamos?, subrayó: “Las cifras pueden venir acompañadas de narrativas políticas. Lo importante es que podamos separar el análisis técnico del político”.
El Consorcio dejó claro que su trabajo es técnico, pero no pasivo. “Queremos estar vigilantes, acompañar este proceso y ser parte del mismo”, dijo Mariana Campos. Además, adelantaron que este esfuerzo es solo el inicio y está abierto a sumar a más organizaciones e instituciones académicas.