Damián Zepeda y los embaucadores del PAN

Por Nacho Ramírez

Conocí al Senador del PAN Damián Zepeda Vidales cuando en 2015 buscó ser presidente municipal de Hermosillo. Su actuación fue discreta. Me pareció un personaje inteligente pero en ese momento no me sorprendió.

Luego fue secretario general e inmediatamente después (2017-2018) presidente nacional de su partido por alrededor de nueve meses. Fue allí donde me empezó a llamar la atención. Lo veía como un político que rompía con el esquema de los jóvenes panistas que había llegado apoderarse del PAN, quienes hoy han hecho un botín de ese partido y que les ha servido para ejercer la corrupción como práctica cotidiana.

Zepeda ha sido un crítico de la dirigencia panista que encabeza Marko Cortés y de otros tantos que, igual que el presidente panista, eran carga portafolios, cobra-moches y, en el mejor de los casos asesores. Como la mayoría de ese círculo son “personajes” de clase media, media alta, de ideología conservadora, charlatanes, embaucadores que afirman luchan por el pueblo, pero su lucha es para su beneficio, para que las “ganancias” vayan a sus bolsillos.

Fue interesante la entrevista que el miércoles le hicieron Álvaro Delgado y Alejandro Páez Varela a Damián Zepeda en su programa por YouTube, Los Periodistas.

El político sonorense, quien también aspira a ser candidato presidencial por el PAN, criticó fuertemente a los dirigentes de la alianza “Va por México”, Marko Cortés, Alejandro Moreno y Jesús Zambrano, quienes al día siguiente de haber perdido frente a la profesora Delfina Gómez salieron a asegurar prácticamente que habían ganado, con cuentas que nadie todavía entiende y a echar culpas a otros.

Refiriéndose a la dirigencia de su partido, dijo que cada elección sale a decir cosas que a él –Zepeda- no le sorprenden, y cuando supone que se va a entrar en una reflexión, no sucede nada, y peor aún, dice, “ratifican, ratifican y ratifican una decisión que no va a llevar a nada”. Es decir, lamenta que se ratifique la alianza con el PRI.

Ha afirmado que el pésimo resultado que obtuvieron en el Estado de México fue, en gran parte, porque “el PRI tiene un alto porcentaje de rechazo ciudadano, lo cual dificulta echar a andar un proyecto sin que sea visto de mala manera por la ciudadanía”.

Efectivamente como dice Zepeda “no hay un solo ejemplo donde la alianza PAN-PRI haya hecho la diferencia para ganar, y por eso su crítica acérrima. En primera instancia, por ser una “incongruencia histórica con visiones de gobierno -dice él- que no compartimos”.

Le molesta que se diga que se perdió “por poquito”. Entonces, se pregunta Damián Zepeda: “¿No sé por cuanto habrían querido perder?, cuando perdieron por más de 500 mil votos”. Igual que la alianza Va por México “trate de engañar a la gente con un discurso falso”: dice que el primer paso para poder vencer a Morena es reconocer la derrota.

Y sí -ya en tono sarcástico- ha señalado que la dirigencia del PAN, PRI y PRD hicieron una serie de “maromas” matemáticas, “sumas raras” para querer convencer de que no perdieron, cuando el resultado final fue muy claro y contundente.

Sus dichos pueden provocar al interior del PAN tradicional, si bien no un cisma, sí una fuerte sacudida que obligue al panismo a romper su alianza con el PRI, el PRD y con Claudio X. González para ir solos en el 2024, pues Zepeda ha dicho, con énfasis, que esta alianza con el PRI “ha resultado un fracaso electoral”.

Ya veremos en unos meses qué pasa. El PRD ha quedado prácticamente en una corriente, en una expresión política, unos cuantos: Los Chuchos. El PRI si bien seguirá vivo, pareciera que está destinado a convertirse, a parecerse al sepultado PARM o algo así como un “Nuevo Alianza” hoy; mientras que el PAN, si bien no tiene posibilidades de ganar en el 2024, ir solo le permitiría consolidarse y volver a ser un partido con credibilidad, siempre y cuando anteponga la autocrítica y eche de sus filas a los embaucadores.