Un poco de historia; militares en la Presidencia

Por Nacho Ramírez

El último militar que llegó a la presidencia de la República fue el general Manuel Ávila Camacho quien sucedió al general Lázaro Cárdenas del Río. Antes lo habían sido Plutarco Elías Calles, Álvaro Obregón, Venustiano Carranza.

Cerca del final del sexenio del general Lázaro Cárdenas, muchos fueron los aspirantes que buscaron sucederlo. El Partido Nacional Revolucionario (PNR) que se había convertido el Partido de la Revolución Mexicana (PRM), experimentó una verdadera explosión de precandidaturas. 

En su seno se empezaron a moverse fuerzas políticas. La inmensa mayoría eran militares que habían participado en la revolución mexicana; pocos eran los civiles que tenían preponderancia política. Buscaron suceder a Lázaro Cárdenas generales como Francisco J. Mújica, Rafael Sánchez Tapia, Juan Andreu Almazán, Francisco Castillo Nájera y el mismo Ávila Camacho, quien ganó la nominación del partido oficial.

Éste último era identificado como de centro moderado; tenía el respaldo del Ejército y de la clase política, pero la decisión a favor de Ávila Camacho no gustó a un sector del PRM, en particular al callismo que lo acusaba de tener un perfil bolchevique. 

Después de oficializarse la candidatura del PRM por Ávila Camacho, Andreu Almazán anunció la suya por el recién creado Partido Revolucionario de Unificación Nacional (PRUN) que, aseguraba, estaba respaldado por obreros y campesinos. El militar presumía de ser “representante genuino de la Revolución Mexicana”.

La contienda electoral entre Ávila Camacho y Almazán acabó en acusaciones de fraude electoral de éste último en su contra. Según los resultados oficiales, el candidato del gobierno había obtenido el 94% de los votos mientras que el opositor Almazán un 5%. 

Para suceder a Ávila Camacho, por primera vez, dos civiles contendrían para buscar llegar a la Presidencia de la República. Ezequiel Padilla contra Miguel Alemán Valdés, hijo del General Miguel Alemán González, quien se había revelado contra la reelección de Álvaro Obregón.

Alemán Valdés, apodado el “Cachorro de la Revolución”,  fue declarado ganador con 1 millón 786 mil 901 votos; a Ezequiel Padilla se le reconocieron 443 mil 357 votos. 

Los historiadores consideran que en ese sexenio se utilizó al Ejército para contener las manifestaciones de descontento social. “El proyecto alemanista dependía del orden y de un ejercicio severo de la autoridad. Para ejercer el poder sin límites, el presidente creó la Policía Federal de Seguridad dirigida por militares, especializada en la vigilancia de grupos opositores y disidentes, (que) no dudó en utilizar la mano dura contra los movimientos sociales y dirigentes”.

Hoy, en el espectro político no se percibe el que un militar tenga la posibilidad de aspirar a ser candidato presidencial; y aunque el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, ha dicho que un oficial puede ser presidente, porque así lo permite el artículo 82 constitucional que establece que si un militar quiere ocupar la Presidencia de la República, debe darse de baja seis meses antes de que se realice la elección.

Sin embargo, el presidente Andrés Manuel López Obrador, cuando se le preguntó si vería bien la postulación de un militar para el proceso electoral de 2024, con un tajante “no”, respondió, bajo el argumento de que él es juarista, y que Juárez siempre separó el poder militar del poder civil.

Independientemente de ello, ni el Secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, ni el de la Marina; José Rafael Ojeda, no han dejado ver algún tipo de aspiración de querer suceder a López Obrador, pero aunque quisieran, y no obstante de que las fuerzas armadas están bien calificadas por la ciudadanía, en lo personal, a uno y al otro, les sería complicado ganar una elección.