Porfirio, ¡Va por México!

Por Mario A Medina

Nadie le puede regatear su capacidad, inteligencia, memoria, astucia como tampoco que su ego y su ambición lo traiciona. 

Porfirio Muñoz Ledo, como sea, es uno de los personajes de la política mexicana que pasará a la historia por sus credenciales. Seguramente las nuevas generaciones desconocen que el 1 de septiembre de 1988 buscó interpelar a Miguel de la Madrid quien ofrecía su último informe de gobierno como Presidente de la República, a quien le reclamó el fraude electoral contra Cuauhtémoc Cárdenas. “¡Porfirio, valiente, callaste al Presidente”!, lo vitoreaba la gente en las calles.

Porfirio con aquella acción había acabado con la liturgia del “día del Presidente”, enterró el endiosamiento presidencial y él, al mismo tiempo, se convirtió en el “héroe” de quienes les habían robado su voto para llevar a Carlos Salinas de Gortari a la Presidencia.   

Son muchos quienes le reconocen como un político más que brillante con una “amplia cultura como pocos”, pero también lo recuerdan por sus oscuros en la política como cuando en 1975, siendo presidente nacional del PRI negoció con el dirigente del PPS Jorge Cruickshank García el triunfo de Alejando Gascón en Nayarit a cambio de una senaduría que favoreció al presidente pepesista, pero principalmente al mismo Porfirio y desde luego al PRI.

En su hoja de ruta (1985) quedó marcado también aquel escándalo cuando fue embajador ante las Naciones Unidas en Nueva york: amenazó con una pistola al empresario Steven Goldstein por haberse estacionado frente a su domicilio.

Por allá en 1987 con Cuauhtémoc Cárdenas e Ifigenia Martínez provocaron un gran sisma al interior del PRI y una gran revolución social que sumó a millones de mexicanos que se incorporaron a aquella lucha que daría vida primero a la Corriente Democrática (CD) del PRI; luego al Frente Democrático Nacional (FDN) y posteriormente al Partido de la Revolución Democrática (PRD).   

El 12 de marzo de 1988 le escribió una carta en solidaridad con Cárdenas Solórzano: “Evitemos que el partido (se refería al PRI) sufra daños irreparables. Rescatemos su independencia y dignidad a través de la independencia y dignidad de los militantes (…). Enfrentemos juntos losdesafíos de la nación”.Fue indudablemente una pieza importantísima no sólo para el PRD sino también para la vida democrática del país. Pero en ese andar, como sucede frecuentemente, Muñoz Ledo tuvo encuentros y desencuentros con sus compañeros de partido, especialmente fuertes diferencias con Cuauhtémoc Cárdenas. 

Para las elecciones del 2000 Muñoz Ledo fue registrado por el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM) como su candidato presidencial. Las expectativas de triunfo favorecían al panista Vicente Fox y no al priísta Francisco Labastida Ochoa. Para aquellos días se hablaba del “voto útil”. Sin consultar al dirigente parmista, tres semanas antes de las elecciones Porfirio Muñoz Ledo, en un discurso, “declaró a Vicente Fox presidente de la República y a Santiago Creel jefe de gobierno capitalino; “por la vía de los hechos declinó en favor del aspirante de la Alianza por elCambio”, y al mismo tiempo llamó a Cuauhtémoc Cárdenas a renunciar a su candidatura en favor de Fox, misma invitación hizo a Manuel Camacho Solís y a Gilberto Rincón Gallardo, también aspirantes a la Presidencia. Porfirio fue acusado por distintos sectores de la izquierda y centro de “traicionar la lucha”.

Sin embargo, después de ser embajador en el gobierno de Fox, siguió participando políticamente desde la izquierda, desde el PT  y se sumó a la lucha de Andrés Manuel López Obrador a partir Morena para llevarlo a la Presidencia de la República. Él, Porfirio, le colocó la banda presidencial. 

Las luchas intestinas por la presidencia nacional de Morena provocaron fuertes diferencias entre Muñoz Ledo y Marcelo Ebrard. En una entrevista con René Delgado en octubre de 2020, Porfirio urgió a AMLO a cuidarse de la “traición de Marcelo”; luego de la oposición de Mario Delgado -al que llama “peón” de Marcelo-, de negarle el poder reelegirse en este 2021 como diputado federal, Porfirio se soltó y no sólo en contra de Ebrard, sino que se ha ido “duro” hacia López Obrador. 

Apenas la semana pasada en “Me lo dijo Adela”, mostró no sólo sus capacidades ya reconocidas sino volvió aparecer a aquel personaje que como en el 2000 llama la atención por su radicalismo en contra de a quien le levantó la mano el 1 de diciembre de 2018 después de más de 30 años de lucha juntos. 

“Se viene un gran terremoto, esto va a hacer un gran terremoto,  un gran movimiento civil, voy a impulsar un movimiento por la dignidad”, le dijo a Adela Micha. Era casi, casi como escuchar a Gilberto Lozano dirigente del Frente Nacional anti AMLO (Frenaa). Advirtió que México puede pasar de “una transición democrática a una regresión autoritaria que pueda llegar a un golpe de Estado silencioso o a un confrontamiento armado-cívico”.

Periodísticamente la entrevista no tuvo desperdicio. Adela cumplió su objetivo, que Porfirio vomitara lo que la derecha y los empresarios piensan y dicen del gobierno de la 4T, pero que en voz de ellos no retumba, sólo suena. Adela como muchos otros periodistas le dio espacio por conveniencia política, el mismo que le negaron muchos medios y periodistas allá cuando él y Cuauhtémoc se revelaron en contra del PRI y Carlos Salinas y hoy se lo dan placenteramente. 

En el diario digital “SinEmbargo”, el lunes pasado, en una entrevista a Gusto de Hoyos, ex presidente de la Coparmex, éste le platicó a Álvaro Delgado cómo se habilitó el patio de la mansión de Claudio X. González para recibir a dirigentes priistas, panistas y perredistas, a Movimiento Ciudadano y a Margarita Zavala, para “construir la coalición opositora”: “Va por México”. 

¿Será que en estos días Porfirio visitó ya la casa de su vecino en Lomas de Chapultepec, Claudio X. González y platicó con éste y el propio Hoyos para acordar “no dejar pasar” a AMLO –como le dijo a Adela- que pierda el Congreso y aprovechar la revocación del mandato en marzo de 2022 y echarlo?

¿Será que en estos días a tres semanas de las elecciones como en aquel 2000 estaremos viendo a Porfirio Muñoz Ledo emplazando a los más de 30 millones de mexicanosque votaron por López Obrador y a los morenistas a sumarse con él en un “movimiento de conciencia”, arengándolos: ¡“vamos por México, vamos a salvar a la patria”!

Que no le cuenten…

Los poderes fácticos se alinea, Morena se desalinea, o más bien desalineado está.