Mentirosos
Por Mario A. Medina
Luego de que la periodista Carmen Aristegui diera a conocer “TelevisaLeaks” (TL), una “conjura” para desprestigiarla, al hombre más rico del país, Carlos Slim, al dueño de TV Azteca, Ricardo Salinas, a las empresas trasnacionales Fox y Disney y a otros personajes o para supuestamente favorecer al ministro en retiro Arturo Saldívar, confirma lo que ya sabíamos, “Televisa miente”. Lo mismo, desde luego, sus comentaristas que son parte de su nómina, del entramado falsario que ahí se cocina, que desde ahí se difunde.
Son los mismos que durante años con el halo de intelectuales, de demócratas, de “teachers imparciales” -sin vergüenza alguna-, a diario, desde medios corporativos, nos han bombardeado de mentiras, manipuleos.
Su propósito, no perder privilegios, jugosos negocios y, desde luego, “prestigio”, el que nunca han tenido. Solitos se lo inventan, solitos se premian, solitos se aplauden.
Antes supimos de otra conjura cuyo artífice se vendía de intachable, impoluto, del que se aseguraba, los mexicanos, estábamos “orgullosos” de él: Enrique Krauze.
El historiador fue la mente macabra, sucia, de lo que se llamó “Operación Berlín” (OB), financiada en 2016 por empresarios como Agustín Coppel (tiendas Coppel), Alejandro Ramírez (Cinépolis) y Germán Larrea (empresario minero).
Krauze ideó una campaña de mentiras, calumnias a través de bots y de plumas para atacar y descarrilar la candidatura de Andrés Manuel López Obrador. Fracasó. Andrés fue presidente.
“Mi tarea principal consistía en elaborar materiales –que tenían una forzada careta periodística– para atacar la imagen del político tabasqueño”, contó Ricardo Sevilla. (OB).
Ahora lo ha hecho Javier Tejada Dondé con “TelevisaLeaks”. Los actores intelectuales de este tipo de crímenes lo niegan. No se puede esperar más de este par y de muchos sinvergüenzas más que practican lo mismo.
Un joven, Germán Gómez, entregó a Aristegui Noticias más de cinco terabytes de datos. Gracias a ese disco duro, podemos saber cómo operaba un equipo encargado de fabricar información falsa y difundir ataques contra sus competidores, a quienes (Televisa) percibe como sus enemigos y para favorecer intereses políticos y económicos propios.
No era la primera vez; han sido muchas las ocasiones que Televisa nos ofrecía mentiras, calumnias, jugadas sucias, como cuando, el 23 de marzo de 1988, en plena campaña electoral, en el noticiero estelar de Televisa, “24 Horas”, que conducía Jacobo Zabludovsky, se presentaron dos supuestos medios hermanos de Cuauhtémoc Cárdenas, diciendo que era importante que los mexicanos valoraran todo lo que teníamos, que no deberíamos de perderlo; lo acusaban de estar desestabilizando al país. Lo llamaron a no utilizar el nombre de Lázaro Cárdenas para sus propósitos electorales. Una jugada cochina de Emilio Azcárraga y de Jacobo.
Desde lo más alto del edificio del Canal de las Estrellas, en el autodenominado “Palomar”, Javier Tejada se encargó de ensalzar o destruir reputaciones con apoyo de cuentas falsas en redes sociales, distorsionando imágenes, audios y videos para destruir o dañar, según los intereses de la empresa.
Televisa no sólo tiene la fama de mentir; se le acusa de sobornar para obtener derechos de transmisión de mundiales de futbol o árbitros para que el equipo de casa gane campeonatos. Después de todo esto, esas acusaciones tienen sentido.
En las últimas décadas, y más aún, recientemente, con la “modernidad”, la sociedad recibimos a diario miles y miles de mentiras, de noticias falsas que se cocinan particularmente de quien tiene el poder económico y político.
Por ello, tuvo un por qué la sección “Quién es quién en las mentiras”, en la mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador y que la presidenta Claudia Sheinbaum decidió continuar como el “Detector de Mentiras”.
Y es que la gran mayoría de los medios impresos, electrónicos, redes sociales, nos recetan a cada rato miles de mentiras, calumnias a través de bots, notas informativas, reportajes, columnas o artículos de opinión de supuestas plumas “prestigiadas” que al final nos enteramos, como lo fue “Operación Berlín” y ahora en “TelevisaLekeas”, son parte de la trama calumniosa, de las esferas del poder económico y político de la derecha mexicana.
El modelo “Operación Berlín” y “TelevisaLekeas”, se reproducen en serie, bajo otras versiones, pero siempre con un mismo objetivo: llenarnos de fake news para desinformarnos, desalentarnos, crear una población conformista, despolitizada.
Enrique Krauze y Javier Tejada Dondé son lo mismo. Se venden como intelectuales prestigiados, pero en realidad son sucios, tramposos, truhanes, mentirosos que sirven al mismo patrón: el dinero; a los que tienen más, para hacerse de más.
Uno y otro, tienen una enorme capacidad de mentir, de repetir “una mentira tras otra enorme mentira”, ya sea desde Berlín 245 en Coyoacán o en Chapultepec 18. Gritan: “¡Al ladrón!, ¡al ladrón!”, “¡está loco!” para acusar a sus delatores que supusieron eran sus cómplices. Ahora los culpan de mentirosos, de ladrones, de querer “engañar al pueblo de México”.
Al menos, Ricardo Sevilla y Germán Gómez decidieron destapar las cloacas, denunciarlos, lo que nos permitió saber más de estos embusteros.
Lamentablemente lectores, audiencias, seguidores de redes sociales, hemos sido y somos víctimas de estos personajes y de otros que se dicen “democráticos”, que no son iguales, pero practican lo mismo.
Esto debiera servir, más que una autocrítica de directivos y sus colaboradores, para llevar a cabo un cambio profundo en los medios -asunto que no va a ocurrir-, la sociedad lo debemos aprovechar para saber quiénes son los que nos informan, qué intereses representan, a quién le creemos y a quiénes no, y cuáles son nuestras alternativas.
Que no le cuenten…
“Tapaos los unos con los otros”. El mismo día en que los medios de comunicación acusaban al gobierno de la más feroz ley de comunicaciones para censurar, ese mismo día, esos mismos medios y sus colaboradores se autocensuraron de la manera más vergonzosa. Ni una sola línea se pudo encontrar. Silencio cómplice. “TelevisaLeaks no existió”.