TV pública; la crítica a la presidentA y a Morena
Por Mario A. Medina
Tengo la percepción -a partir de lo que me han platicado familiares y vecinos, también compañeros periodistas- en estos últimos años, se recurre más a los canales públicos (Once, Catorce, 22) para informarse y formar opinión. Menos que antes a los privados (Televisa, Imagen, Azteca), pero aún siguen arriba.
Ven no sólo noticieros, también programas de opinión, de entretenimiento, orientación, musicales, en fin, una gama amplia, muy interesante de la oferta de la TV pública.
Allá por los tiempos de José López Portillo y Miguel de la Madrid, se decía, a manera de chiste, que, en Canal Once, en vivo, se podía cometer el asesinato perfecto, sin quien nadie se diera cuenta.
Los gobiernos priístas y panistas utilizaban al Canal del Instituto Politécnico Nacional para generar un discurso propagandístico a su favor; igual se favorecía al partido en el gobierno. Nada de qué sorprenderse, ni de qué espantarse.
Ciertamente la televisión pública ha funcionado con parcialidad en favor de los gobiernos en turno, no sólo los de la 4T como se afirma hoy de manera amnésica.
A quiénes conducían en sexenios pasados los noticieros y programas opinión se les prohibía hablar mal del gobierno. Era imposible ver y escuchar críticas a Salinas, a Zedillo, a Fox, a Calderón o a Peña Nieto; al PRI o al PAN.
Ha sido muy confortable en estos días, haber visto algunos programas de la televisión pública; un hecho que nadie nos imaginamos que pudiera haber ocurrido. Una dura crítica a la misma presidentA, Claudia Sheinbaum y a Morena.
Al menos, en dos programas en Canal Once sucedió: “Operación Mamut” y “Los Periodistas”. En el primero, en el que participan Fernando Rivera Calderón, Nora Huerta y Jairo Calixto, tres personajes identificados con la izquierda.
De arranque, en un diálogo entre “Serpentina” y “Aguilera”, dos peluches parados en un nopal, la primera, dice sentirse “achicopalada” y “frustrada” porque “se nombra a gente que no pertenece al movimiento ni representa nuestros principios”, por lo que lamenta el nombramiento de Adrián Ruvalcaba como director general del Metro.
En tono de burla, “Aguilera”, parafraseando a la presidentA, le pide a “Serpentina” no ser resentida; “la gente cambia”; “antes era malo y corrupto (Ruvalcaba), qué tal y ahora es bueno y austero”, para luego soltar la frase que quedará y ha molestado a muchos morenistas: “…hay que darle la oportunidad”. “Son los milagros de la 4T”, le explica “Aguilera” a “Serpentina”, que no la tranquiliza nada.
Igual, sobre la “mesa de los sacrificios”, Rivera Calderón lamentó que se les reciba con bombo y platillo a personajes como Ruvalcaba o Miguel Ángel Yunes y se le den puestos de poder, o como a Luis Enrique Benítez, expriísta de Durango, que “después de insultar gacho a la presidentA y de haberse declarado un anti 4T es afiliado a Morena”, soltó el también periodista, musico, historiador.
También Jairo Calixto, periodista, autor de varios libros como “Haz patria, educa a un derechairo”, dio en la diana: “…el problema es que en Morena no se ha quitado el letrero que dice: ´Se recibe cascajo”.
Otro programa que tiene una importante audiencia es el que conducen los domingos por las noches “Los Periodistas” en su versión de televisión abierta por el Once, Álvaro Delgado y Alejandro Páez, que de lunes a viernes están en “SinEmbargo al Aire”, programa que en YouTube tiene una enorme audiencia.
Al estudio asistieron dos invitados sensatos, críticos del gobierno morenista: Sabina Berman (SB) y Julio Hernández López (JHL). Penetrante, pero seria, con argumentos, fue la crítica para Sheinbaum, su gobierno y Morena; para el hijo del expresidente López Obrador, “Andy”, y para el nuevo director del Sistema de Transporte Colectivo, Adrián Rubalcaba.
“No sabemos a quién creerle, a Claudia o a su carta”, expuso SB ; “fue un cubetazo de agua fría sobre su propia carta”, reiteró la conductora del programa “Largo Aliento”, que se trasmite por los canales del sistema público de televisión.
JHL, el tecleador de la columna “Astillero” que se publica en La Jornada y otros medios impresos en el país, comentó que si a Ruvalcaba, ex priísta, se le nombró director del Metro, fue porque Morena “necesita de operadores del viejo sistema, -Rubalcaba es uno de ellos en el Metro- para financiar, porque conocen, para encabezar proyectos como el de Marcelo Ebrard”.
Frente a las pantallas del programa dominical que tiene una importante audiencia de militantes y simpatizantes de Morena, Hernández López afirmó que en este partido “las cabezas no están entendiendo el momento histórico, no hay capacidad analítica de los líderes, y se reprochó el querer recurrir a la “unidad a toda costa”. “Es un despropósito”, se dijo.
“El sunami (el triunfo de Morena) fue tan grande que trajo una gran cantidad de basura”, por lo que frente a cámaras, se lamentó las decisiones de abrirle las puertas a ciertos personajes que llegaron del PRI y del PAN desde el gobierno de AMLO.
Llamó la atención la dura crítica al hijo del expresidente de la República, Andrés López Beltrán, secretario general de Morena, quien, consideró Astillero, “se le debe someter bajo la lupa”; no tuvo empacho en afirmar que Andy “ha tenido patinadas”, en referencia a las fotografías donde se le ve con el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, señalado de estar presuntamente ligado al Cártel de Sinaloa, y con Benítez, quien en campaña se dedicó a ofender a la candidata Sheinbaum.
En sexenios pasados nunca pudimos ver, desde la televisión pública, un ejercicio de esta naturaleza, plural, abierto, democrático, sin censura. Operación Mamut no sale al aire en vivo, se graba, y por fortuna la directora del canal, Renata Turrent, no tuvo la tentación de censurado, a pesar de las críticas a la presidentA, lo mismo que el otro.
Es cierto también que este ejercicio de opiniones en la TV pública necesita de una mayor participación de otras voces, de otras visiones discordantes con el proyecto de gobierna de la 4T, para que las audiencias sean las verdaderas ganadoras.
Confortante fue, pues, haber escuchado y visto, desde la televisión pública, críticas serias, enriquecedoras, puntuales con nombre y apellido, cosa que nunca sucedió, ni por asomo, durante los gobiernos del PRI y del PAN.
Esto es de reconocerse y más cuando escuchamos y leemos a quienes afirman que en México hay censura. Nada más falso que afirmar eso.
Que no le cuenten…
De pena, el montón de sinvergüenzas impresentables que, en México y en el mundo, aprovecharon la muerte de Pepe Mujica para presumir una selfi con él. La mayoría de ellos y ellas no tiene nada que ver con lo que significó y significará este enorme tupamaro luchador social, y es que nomás no encajan en el mundo del gran personaje que fue el uruguayo.